logo
Copyright Qode Interactive 2016

03 May Cualquier verbo vale… pero unos gustan más que otros

manuscript-1072355_960_720

Uno de los elementos básicos del neoespañol es la sustitución de los verbos castellanos por otros que o bien pueden ser sus contrarios, o bien no tener nada que ver con ellos; también pueden ser inventados.

La única condición realmente indispensable es que nunca sean los que se habrían usado en español.

El mecanismo está explicado por extenso en la gramática del neoespañol, recogida en la guía publicada de esta lengua, y también, más someramente, en el apartado “¿Qué es el neoespañol?” de este blog. Sin embargo, como lo que aquí se pretende es ayudar a mantener nuestro aprendizaje del nuevo idioma al día, voy a mencionar algunas de las más recientes tendencias en cuanto a sustitución de verbos.

Últimamente están destacando en especial dos. A saber:

Adivinar por Averiguar

Asumir por Asimilar.

Veamos unos ejemplos. Seguramente ustedes tendrán acceso a muchísimos más, lo mismo que quien esto suscribe, pero como ilustración y guía, nos bastará con uno de cada tipo.

Empecemos por “adivinar”, que, como se ha indicado más arriba, sustituye a “averiguar”, y cada vez más lo está suplantando siempre y en todos los casos, revelándose de este modo como algo más que una moda pasajera.

La frase aquí recogida proviene de una novela histórica traducida, publicada hace menos de un mes por un gran grupo editorial:

“¿Cómo era posible que no fueran capaces de adivinar el paradero de un general? ¡Un general! No un soldado raso cualquiera”.

La respuesta que se le podría dar a la traductora surge casi a bote pronto: porque “adivinar” las cosas no es tan fácil, aunque se trate del paradero de un general. Es algo que requiere dotes, perspicacia, intuición, tal vez incluso tratos con el más allá…

Las “averiguaciones”, en cambio, son a priori mucho más terrenales y, si me apuran, racionales.

Seguramente por eso en español se ha venido usando durante siglos el verbo “averiguar” para la misma situación antes descrita: “¿Cómo era posible que no fueran capaces de averiguar el paradero de un general?”.

Y, en segundo y último lugar, el desahogado “asumir”, que va abriéndose un hueco cada vez mayor y devorando en su avance a muchos otros verbos que no se le parecen en significado ni por asomo. Pero sobre todo parece estar ensañándose con el apocado “asimilar”, que claramente le ha dejado ya todo el campo libre.

Así, podemos ver, leer, oír e incluso escuchar, cosas como:

“El mandatario manifestó que era demasiada información para que pudiera asumirla en tan poco tiempo, que necesitaba unos días para revisarla y meditarla antes de dar una respuesta”.

En castellano saltaría a la vista que el agobiado mandatario lo que necesitaba era “asimilar” toda esa cantidad de información, es decir, pensar sobre ella, digerirla. Y, en segunda instancia, tal vez hasta “asumirla” y actuar en consecuencia.

Pero como sabrán los que tengan un nivel más avanzado de conocimiento de la nueva lengua, ninguno de los intercambios de verbos es muy grave, porque al final todos acabamos entendiéndonos, esfuerzo arriba, esfuerzo abajo.

Lo importante es que si aún no se les dan muy bien estas construcciones no se paren en minucias. No sean escrupulosos a la hora de buscar. Suelten lo primero que se les ocurra.

Quizá así marquen tendencia, como los periodistas y la traductora que han ayudado a propagar los dos verbos sustitutos de los que hoy nos hemos ocupado.

Por supuesto, huelga decirlo, lo han hecho con el complaciente permiso de sus editores y redactores jefes.

Sin comentarios

Deja un comentario