24 Sep Curso urgente de Lengua española para los trabajadores de TVE
No suelo mencionar con sus nombres a los hablantes públicos de neoespañol para no perjudicar a ningún trabajador de la lengua, que, sea en el sector que sea, sabemos bien la de penurias que pasan, pero en este caso sí voy a señalar con el dedo a todo un colectivo: los periodistas y redactores de noticias de TVE.
Y lo hago por tres razones: porque al ser un colectivo no estoy poniendo en evidencia a nadie en concreto; porque su mal hablar clama al cielo y porque nosotros pagamos su sueldo a través de nuestros impuestos. Es decir, de alguna manera son nuestros empleados y eso nos da cierta autoridad para aconsejarles que, de manera urgente, alguien les dé un cursillo acelerado de Lengua española. Que los responsables de la cadena no se preocupen por el importe del mismo, corre de nuestra cuenta. También.
Ya sabemos que el avance del neoidioma es imparable y que, a juzgar por su fuerza arrolladora, no nos queda más remedio que aprenderlo y adoptarlo cuanto antes mejor. Mi libro Guía práctica de neoespañol es un modesto intento de ayudarlos en esa tarea. Pero lo que no me parece bien es que sean los periodistas y trabajadores de la principal cadena pública los que lideren y difundan la destrucción de la lengua, porque por un lado lo hacen en nuestro nombre y por otro a todos nos influyen. Y no están las cosas como para pagar para que nos conviertan en más ignorantes.
Los ejemplos son infinitos y variados. Veamos algunos:
Un corresponsal, veterano periodista y normalmente poco sospechoso de neoespañolismo, dice desde su ciudad de corresponsalía:
“En este momento está ocurriendo una comida en su honor [de un destacado mandatario]”.
Las comidas, y más si son en honor de alguien importante, como era el caso, no “ocurren”, que es un verbo que significa que algo sucede de manera inesperada, sino que se preparan con gran antelación y tienen lugar o se le ofrecen al homenajeado cuando llega el momento.
“Los miembros del partido han hecho piña común con él”,
Se nos informó con motivo de una supuesta desavenencia en el seno de un partido político. “Hacer piña” para indicar que se apoya a alguien es correcto en castellano, pero no junto con “común”, que pertenece a otra frase “Hacer causa común”, aunque signifique lo mismo que lo de la piña.
En este caso está claro que se trata de una Frase combinatoria, compuesta de las dos mencionadas. Algo que sucede cada día varias veces en la susodicha televisión.
Por ejemplo, con motivo del nacimiento de un oso panda en un zoo de España, se nos dijo que ese oso se había convertido ya
“en el centro de atracción”.
Frase surgida de la fusión de “centro de atención” y “convertirse algo en atracción o en la atracción”. Aunque lo de “centro de atracción” está tan instaurado que si lo dicen se mimetizarán totalmente con el entorno lingüístico sin convertirse en ninguno de los dos centros mencionados.
O:
“El presidente no da las cosas por vencidas”.
Una nueva Frase combinatoria, con añadido de Compresión, seguramente por pereza —siempre que se comprimen dos expresiones suele haber cierta gandulería por parte del hablante—, hecha de “darse por vencido” (El presidente no se da por vencido) y “dar las cosas por perdidas”.
En la información de un desfile de moda se nos comunica (la verdad que muy desafortunadamente) que las prendas de una determinada diseñadora
“Son prendas atrevidas, que destiñen su pasión por crear”.
La pasión de la diseñadora, claro, no la de las prendas. Éstas bastante tienen con conseguir que alguien las compre, si es que realmente “destiñen”, como nos dice la reportera en lugar de recurrir al verbo en castellano “destilar”.
Y para terminar esta sucinta (considerando los muchos ejemplos que existen) relación, en una vigilia por la muerte de alguien a manos de la policía, se nos explica en voz baja y conmovida, que
“Se ha hecho un silencio que corta”.
Respetamos la emoción, pero los silencios nunca “cortan”, en todo caso, si son muy densos, se dice figuradamente que “se pueden cortar”.
Pero hoy he oído una nueva expresión que no es que sea peor que las anteriores, pero ha sido lo bastante mala como para hacerme volver a este blog, abandonado durante los últimos meses por causas que no vienen al caso.
Es jornada de reflexión de elecciones autonómicas y la cabeza parlante de turno, sin poner la más mínima distancia crítica con lo que le ha escrito algún redactor, suelta como un loro:
“Es jornada de reflexión y, como pueden sospechar, todos los partidos están pendientes de los resultados de mañana”.
Pues no, no lo sospechábamos en absoluto, más bien teníamos la certeza y, por tanto, lo imaginábamos o lo suponíamos, aunque la sustitución, parece que permanente, del verbo “suponer” por “sospechar” es ya definitiva. Fíjense y lo verán.
¿Por qué esta frase y no otra me hace recomendar encarecidamente un curso de Lengua española para la gente de TVE? Porque ha sido la gota que ha colmado el vaso. Un vaso muy muy lleno. Tanto que estoy por hacer una subsección con sus perlas.
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